Año 2014, los precios del aceite de oliva en origen marcan por enésimo año en España precios ruinosos, desde todos los estamentos del sector productor nos lamentamos del mercado y nos ahogamos en nuestras lágrimas, 1.80 o 1.90 € por un kilogramo de oro líquido, de un producto que nos cuesta producir más allá de 2.50 euros… es patente que perdemos renta, producir aceite de oliva no es rentable, algo inconcebible cuando tenemos en nuestras manos la grasa más sana de todas las conocidas y el único aceite que marida, que enriquece alimentos y que marca el paso de los mejores chef internacionales. Tenemos el elixir de la alimentación mediterránea, el tesoro de la dieta más sana, la esencia de las virtudes saludables… y, madre de todas las paradojas, los olivicultores que lo producen pierden renta.

Año 2015, cambio de escenario, el capricho del clima hace que comiencen campañas de producción recortadas y España, el líder mundial, produce cosechas medias-cortas, entonces el mercado se regula entre oferta y demanda, y SORPRESA el consumidor mundial nos da una lección magistral que nunca debemos olvidar: el consumo asume que un litro de aceite de oliva virgen tenga un valor digno, las salidas se mantienen estables y crecientes a precios sensatos. Ante el asombro de productores y envasadores, con el producto por encima de 3 euros en origen, no existe ningún problema en la comercialización global, y el mercado nos transmite, a pesar de las pesimistas profecías, que reconoce nuestro producto y que asume el valor. El mercado paga por un kilo de aceite lo que vale.

Marzo de 2018, hoy… llueve generosamente en España y, un motivo que debería celebrarse en el campo, se convierte en un arma de doble filo. Con unas disponibilidades justas, y sin explicación racional, cunde el pánico en el sector productor, y en menos de 10 días el precio se derrumba más de 50 céntimos por kilo… se comienza a traspasar a la baja la barrera de 3 euros por un kilo de aceite de oliva virgen extra en origen. Lo que costó llegar aquí y lo fácil que puede ser dinamitarlo…

¿Qué está pasando?, ¿Qué ha cambiado tanto?, ¿Estamos dispuestos a deshacer el camino andado por 200 litros de agua?, ¿Ya no importa la lección del mercado?...

¡Agricultores mantengamos la calma!, Pongamos suelo nosotros porque el partido es nuestro, no perdamos la senda de la renta digna, no hay ninguna razón para que entre todos renunciemos a un valor que el mercado, el consumidor, está dispuesto a pagar.

Frenemos este sinsentido y no destruyamos los Pilares de nuestra Tierra, y si finalmente lo hacemos, después no podremos decir que nos hundieron, si seguimos llevando el precio de los aceites de oliva al infierno no pidamos después explicaciones a nadie, ni a administraciones, ni a envasadores, ni a distribuidores.. habremos sido nosotros y tendremos que asumirlo en silencio. Está en nuestra mano vender solo a precios dignos porque el mundo está dispuesto a pagarlo.

Es momento de recordar el infierno de los precios donde no se remuneraban los costes de producción, y es momento de recordar que la decisión de vender a la baja es solo nuestra, después no valdrán excusas.

Desde AEMO, allá en 2012, en una situación crítica parecida a la actual escribíamos lo siguiente: “cerremos las puertas de las bodegas de aceite por dentro, antes de tener que cerrar las puertas del campo por ruina”… esperemos que la historia no se repita, olivareros ¡Mantengamos los Pilares de nuestra Tierra!