Fallece el químico Cristino Lobillo

Era uno de los grandes expertos en aceite de oliva y colaborador de AEMO

Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), Comunicación AEMO
Hoy nos ha dejado Cristino Lobillo, uno de los grandes químicos del aceite de oliva en el siglo XX y que marcó un antes y un después en la diagnosis del sector almazarero español, pero ante todo nos ha dejado una gran persona y un gran amigo de sus amigos.
Si tuviésemos que seleccionar a uno de los grandes investigadores, impulsores y promotores de la calidad que más han contribuido al conocimiento y difusión mundial de los aceites de oliva, Cristino Lobillo esta, sin lugar a dudas, en un lugar privilegiado entre todos ellos.
Respetado y admirado por todos, nuestro sector se siente huérfano por la pérdida de este químico sevillano que se afincó en Córdoba con su familia, y que desde aquí desarrolló una exitosa y prolífica carrera profesional.
Comenzó su andadura en Carbonell, siguiendo la saga familiar y desarrollando productos rompedores en la mejor época de la marca de la Gitana, como el “Oliva 0.4”, también fue jefe de laboratorio y calidad en otra empresa cordobesa de gran abolengo, Baldomero Moreno.
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Además, dio soporte a Unaproliva en su sede de Jaén, y uno de sus últimos trabajos fue montar y dirigir el Laboratorio INDLAB en Jerez de los Caballeros, Badajoz. Además de los diferentes puestos que ocupó fue asesor de cabecera de los envasadores españoles de aceite de oliva, o miembro destacado del Comité de Expertos de Química del Consejo Oleícola Internacional (COI).
Académico de número de la Real Academia Española de Gastronomía, en 2005 recibió el Premio Doctor Marañón al mejor científico en el campo de la alimentación.
Como principales aportaciones científicas dejó un libro que es una joya, “Nuestro aceite de oliva”, compartiendo redacción con dos de sus grandes amigos, Cristóbal Lovera y Antonio Díaz Alonso, además participó activamente en el “Programa de mejora de la calidad del aceite de oliva en España” que se desarrolló de 1993 a 1999 y que supuso un antes y un después en la calidad del virgen extra en España.
Además, tenemos que destacar su faceta de catador, con el que compartimos muchas sesiones, llegando a ser posiblemente la mejor “nariz” del panorama nacional. En esta faceta colaboró con grandes marcas de zumos premium ensamblando coupages que obtuvieron los mayores éxitos. Entre ellos destacamos Marqués de Valdueza, Fuencubierta o Finca Duernas.
Cristino era, además, un gran amigo y colaborador de AEMO, con el que teníamos el lujo de contar cada vez que se lo pedíamos, entre otros para los jurados de nuestros premios a la calidad, siendo catador en distintas ediciones de los concursos AEMO, Ecotrama o Diputación de Córdoba, entre otros.
Hoy se nos ha marchado Cristino, pero nos queda su recuerdo y su bonhomía, su saber auténtico y sobre todo el recuerdo de su magisterio y de su amistad.
Descansa en Paz, MAESTRO.